19 de mayo de 2006

El Que Ríe Último No Ríe Mejor, Pero Ríe Último


En el fondo siempre seguiste haciendo cosas para que ellos te noten, no sabés bien para qué, pero no querés que te olviden, no querés que dejen de pensar que sos linda, no querés dejar de calentarlos cuando te ven. Y cuando los ves te ponés nerviosa, querés vomitar, se te va el hambre, transpirás, a pesar de que él ya no te mueve un pelo, que lo ves y te das cuenta de lo feo que es, que te acordás las cosas que te hizo y lo detestás, que no podés creer que estuviste en los brazos de esa persona. Y jamás se te ocurriría volver a hablarle, volver a acercarte a él, con lo que te costó olvidarlo, no tenés ningún interés en volver a meterlo en tu vida, primero porque ya sabés cómo va a terminar, segundo, porque ya pasó, ya lo superaste, ya no te interesa, no te atrae, y mucho menos te cae bien.
Pero ellos siempre encuentran una nueva forma de sorprenderte; si tenés la mala suerte de no saber cómo hacer para cerrar el puto Messenger, y tenés la curiosidad suficiente como para todavía no haber bloqueado a los pibes con los que estuviste, no te extrañes si un sábado lluvioso, en el que por supuesto estás en casa sin planes mejores que poner los pies en la palangana porque caminaste mucho buscando unas horquillas para tu abuela, te sentás frente a la computadora, y ves una ventana con su nombre, titilando, ese nombre que hasta el día de hoy te cuesta pronunciar. Es el shock mas grande desde que te enteraste que tu mamá y tu papá tenían sexo por diversión, y no para darte hermanos. Dice "Hola", contestas "Hola". Considerás todas las opciones; cerrar la ventana, bloquearlo, decirle que lo odiás, que se vaya a la mierda, cambiar la foto de las sillitas de playa por esa en la que estás en bombacha y botas vaqueras y parecés la tapa de la revista Rolling Stone. Decidís ir con la opción más amigable y elegante, la que no te deje parada como una resentida, o haga que él crea que aún te interesa conquistarlo. Creíste que él solo quería hacer las paces con vos, para tener la conciencia limpia, pedirte perdón por las que te hizo, pero te defraudó una vez más. Te pregunta si tenés novio, mentís, claro, y le decís que estas viendo a un chico, vos no le preguntás por su estado, primero, porque no querés que crea que te importa, y segundo, porque tenés la certeza de que ninguna mujer en su sano juicio lo tendría como novio. Te quiere ver otra vez, desde que él, ÉL te dejó. Es la segunda vez que se rebaja y te busca, por supuesto siempre lo hace cuando su pito lo dicta, y no dudará en volver a dejarte cuando este esté satisfecho. Ya caíste la primera vez, y escapaste antes de que él se saliera con la suya, dándote cuenta de qué clase de persona tenías enfrente, y suponiendo que si alguna vez volvía a buscarte es porque es un verdadero enfermo, carente de toda vergüenza, conciencia propia, escrúpulos y ubicación. Pero él NUNCA deja de sorprenderte, ¿acaso te subestima, creyendo que vas a darle la oportunidad de que te deje otra vez? Y en caso de que flaquees, y dudes, y le creas, siempre va a ser él el que gane, él la va a poner, y
vos vas a terminar con el corazón roto. Le decís que no, que no te interesa verlo como amigo, porque solo podes hacer amistad con hombres feos, o gays, o con los que nunca transaste, y mucho menos querés verlo como novio. Ya tuvo su chance de estar con vos, DOS veces,
ahora es tarde, es a vos a la que no le interesa verlo, y después de tanto tiempo de sentirte la
idiota, la usada, la crédula, la dejada, te das el gusto, el lujo, de ser vos la que lo rechace a él, de ver cómo se te ofrece, cómo te busca, cómo dos años después se sigue acordando de vos, y lo seguís calentando, y lo ves rebajarse, y hablando con él te das cuenta de que te convertiste en una persona inteligente, madura y honesta, y él sigue siendo un nene de 26 años que nunca creció y que toma mucho, y le negás lo único que él quería en este momento, a vos. Tres hurras por la dulce venganza, que tarda, duele, pero llega.

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