19 de mayo de 2006

Con La Dignidad No Hacemos Nada



Cuando dejás de preocuparte por si te lo transarás o no, comenzás a preocuparte por cuándo te lo volverás a transar. O sea que básicamente, nunca sos capaz de disfrutar nada, tu mente siempre arruina los momentos de felicidad de tu cuerpo con ansiedad, angustias y preguntas. Y en la espera de que él reaparezca, la única salida a esa maraña de preguntas, a ese embrollo de preocupación, a esa bolsa de gatos de análisis, a ese cardumen de incertidumbres, es llamarlo vos. Dar vos el segundo paso, buscarlo, invitarlo a salir, ver qué más quiere de vos. No estás segura de que hacer eso sea una buena idea, ya que él puede creer que querés envolverlo en tu baba de seda y hacerlo tu esposo (en general tienden a pensar esto, a veces sí, queremos hacer eso, no lo vas a negar, pero muchas otras veces solo queremos lo mismo que ellos). Claro que los chicos que te gustan nunca consideran la posibilidad de que lo único que quieras de él es su lengua, o un revolcón, o 100 revolcones; son lo suficientemente soberbios como para pensar que es inevitable que si te dan la mano te agarres el brazo, de que si te conceden un par de salidas más, no vas a poder evitar enamorarte... ilusos.
Bien, para evitar que crea que sos una loca que lo persigue en busca de matrimonio, una buena pensión, y alguien a quien obligar a festejar San Valentín, consultás con todas tus amigas, y mejor aún, amigos, sobre si es correcto que vayas en busca de él, o no. Lo curioso es, que la mayoría de la gente te va a recomendar que esperes, que te hagas rogar, que le seas indiferente, que finjas que no te importa, que es él el que te tiene que buscar, y ahí te surgen dos preguntas (suele costarte no hacerte preguntas), la primera es; ¿Por qué tengo que esperar a que ÉL quiera verme? ¿Mi opinión no cuenta para nada? ¿Por qué es todo a SU conveniencia? ¿Por qué cuando ÉL sienta ganas de verme, va a poder acudir a MÍ, pero cuando YO tengo ganas de verlo debo guardármelas en la bombacha fingiendo ser una lady y esperar a que él este listo? ¿Por qué tenés que hacer lo que él quiere y cuando quiere? Estás en todo tu derecho cívico y moral de buscarlo vos. Ahora, pregunta numero dos, cuando le mostrás tu determinación a tus allegados, completamente segura de lo que vas a hacer (es más, tenés toda una lista de razones de por qué NO sos una loca escrita en un papel de carta de Garfield), ellos siempre quieren convencerte de que no lo hagas, de que no te rebajes, que no pierdas tu dignidad…¡Pero así no vas a transar nunca! ¡Con la dignidad no hacemos nada! Preferís regalarte por una noche de felicidad, lo vale, después te olvidás de lo que hiciste para conseguirla. Vos estás confiada de que sos una loba y de que él obviamente te va a decir que sí, no te cabe ninguna duda, ¡pero todo el mundo te tira abajo! Todos te dicen que es un forro, que se hace el boludo, que no lo busques. ¿Qué le pasa a todo el mundo que quiere evitar que te regales? ¡Si a vos no te molesta! ¿Qué te quieren cuidar? Tienden a impedir que te ofrezcas en sacrificio, ¿qué mierda les importa? Te quieren cuidar el culo, ¿para qué? ¡Si vos lo querés regalar! Odiás a la gente que da consejos malos para que uno se quede en el moldecito, sano y salvo, pero sin premio. Vos querés que te digan lo que querés escuchar, lo que tenés que escuchar, la idea de aconsejar no es decir la verdad, es alentar a los demás a que hagan las locuras que realmente quieren hacer pero no se animan. Y si la única respuesta que obtenés es la que no querés escuchar; a palabras necias, oídos sordos, lo único que te va a eximir del arrepentimiento y la frustración, es hacer lo que vos querías.
Y sin más vacilación, decidís comportarte como la hembra avasallante que siempre hubieras deseado ser, y lo buscás, con la certeza de que si no te regalás, nadie te va a venir a comprar.

1 comentario:

  1. Anónimo12:38 a.m.

    de ultima no le preguntas a nadie, vas y lo haces, no es mas simple?

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