No hay nada más decepcionante en la vida de una mujer, que ver a un hombre en su medio ambiente, privado de la soledad que lo obliga a actuar como un individuo razonable e interesante.
De encontrarse en su ecosistema, la idiotez ajena le es irresistible e indefectiblemente más poderosa que la presencia femenina. En comunión con un grupo de dos o más hombres (preferiblemente de naturaleza inmadura, o meramente idiota, aunque de ningún modo esto es condición excluyente) abandonará cualquier rasgo del ser reflexivo, reservado, sensato, y distinguido del que supo hacer gala, aun frente a la mujer a la que intenta impresionar, porque en ese momento, la idiotez es más fuerte.
Cuando lo ves entre los suyos preferís hacerte a un lado, dejar que se lo queden y fingir que no estás atestiguando eso, porque si intentás ser parte de ellos, no sólo vas a hacer un papel lastimoso, si no que por más que te esfuerces, te van a ignorar. Es inútil dar pelea, es una batalla perdida.
A ellos siempre los saluda con más ganas, parece más contento de verlos. Y por eso secretamente los detestás. Porque ellos, sin sexo, sin pechos, y sin sacarse el bigote, logran su interés con más facilidad. Con vos nunca se ríe tan fuerte. Nunca lograste producirle una carcajada, o que se revuelque en el piso, o que largue Paso de los Toros por la nariz. ¿Será que ellos son más graciosos?, ¿será que se potencia, riendo como una hiena herida de cosas que normalmente no le causarían tanta gracia?, ¿o es que frente a su manada se siente más cómodo? No importa cuánto lo intentes, nada que puedas decir vos lo va a hacer llorar de risa como lo hacen sus amigos cuando juegan a cabecear una pelotita.
Tenés que soportar escucharlo hablar de que la hermana de un amigo tiene los pechos hechos pero que parecen naturales, que la otra se parte sola, que si tuvieran guita se la gastan toda en minas, fiesta y alcohol, que la madre quiere que tenga novia a ver si se rescata, pero (en sus palabras) "Ni en pedo". Se ríen de solo imaginar poder tomarse un trago, o fumarse un porro y se amenazan entre ellos con "ponerse cosas" en diversos huecos corporales. Tenés que verlo creerse Pomelo cuando le festeja a otro que estuvo de caravana 5 días seguidos, encerrado en la casa con las persianas bajas. Y cómo le pregunta si la que consigue es buena. Nena, nena, rock.
¿Se hacen los pistolas para no quedar como unos idiotas con los demás, o el verdadero personaje es el que hacen cuando están sin ellos?
Desearías no haber presenciado ese triste y poco glamoroso espectáculo.Ya no hay nada que separe a este Mr. Hyde del resto de los hombres, de lo costumbrista, de lo mundano, de la birra, Fútbol de Primera y la revista Hombre. Y ya no te es difícil imaginarlo yendo a comprar zapallo usando unas Havaianas genéricas de supermercado chino.
Procurando no amargarte, das vuelta la cara con toda tu madurez, abrís un libro y canturreás en tus adentros para no oír más esas blasfemias, esperando que se vayan los idiotas y que él vuelva a ser el de siempre.
De encontrarse en su ecosistema, la idiotez ajena le es irresistible e indefectiblemente más poderosa que la presencia femenina. En comunión con un grupo de dos o más hombres (preferiblemente de naturaleza inmadura, o meramente idiota, aunque de ningún modo esto es condición excluyente) abandonará cualquier rasgo del ser reflexivo, reservado, sensato, y distinguido del que supo hacer gala, aun frente a la mujer a la que intenta impresionar, porque en ese momento, la idiotez es más fuerte.
Cuando lo ves entre los suyos preferís hacerte a un lado, dejar que se lo queden y fingir que no estás atestiguando eso, porque si intentás ser parte de ellos, no sólo vas a hacer un papel lastimoso, si no que por más que te esfuerces, te van a ignorar. Es inútil dar pelea, es una batalla perdida.
A ellos siempre los saluda con más ganas, parece más contento de verlos. Y por eso secretamente los detestás. Porque ellos, sin sexo, sin pechos, y sin sacarse el bigote, logran su interés con más facilidad. Con vos nunca se ríe tan fuerte. Nunca lograste producirle una carcajada, o que se revuelque en el piso, o que largue Paso de los Toros por la nariz. ¿Será que ellos son más graciosos?, ¿será que se potencia, riendo como una hiena herida de cosas que normalmente no le causarían tanta gracia?, ¿o es que frente a su manada se siente más cómodo? No importa cuánto lo intentes, nada que puedas decir vos lo va a hacer llorar de risa como lo hacen sus amigos cuando juegan a cabecear una pelotita.
Tenés que soportar escucharlo hablar de que la hermana de un amigo tiene los pechos hechos pero que parecen naturales, que la otra se parte sola, que si tuvieran guita se la gastan toda en minas, fiesta y alcohol, que la madre quiere que tenga novia a ver si se rescata, pero (en sus palabras) "Ni en pedo". Se ríen de solo imaginar poder tomarse un trago, o fumarse un porro y se amenazan entre ellos con "ponerse cosas" en diversos huecos corporales. Tenés que verlo creerse Pomelo cuando le festeja a otro que estuvo de caravana 5 días seguidos, encerrado en la casa con las persianas bajas. Y cómo le pregunta si la que consigue es buena. Nena, nena, rock.
¿Se hacen los pistolas para no quedar como unos idiotas con los demás, o el verdadero personaje es el que hacen cuando están sin ellos?
Desearías no haber presenciado ese triste y poco glamoroso espectáculo.Ya no hay nada que separe a este Mr. Hyde del resto de los hombres, de lo costumbrista, de lo mundano, de la birra, Fútbol de Primera y la revista Hombre. Y ya no te es difícil imaginarlo yendo a comprar zapallo usando unas Havaianas genéricas de supermercado chino.
Procurando no amargarte, das vuelta la cara con toda tu madurez, abrís un libro y canturreás en tus adentros para no oír más esas blasfemias, esperando que se vayan los idiotas y que él vuelva a ser el de siempre.