Después de haber logrado el autocontrol suficiente como para decidir no hablarle más, de negarte a saber nada de él, de plantarte frente a toda esa estructura y desafiarla ofreciendo tu indiferencia, la abstinencia te alcanzó.
Teniendo en cuenta que todos los sujetos con los que intentás inútilmente olvidarlo son cada vez menos considerables, su figura, en comparación, no deja de representar el arquetipo de la semi perfección. La prueba de que hay bien en el mundo. El argumento más fuerte a favor del idealismo y la esperanza. La razón por la cual todavía no desististe de los hombres.
Lamentablemente semejante admiración es unilateral, por lo cual se ha hecho de suma inutilidad el seguir fomentándola. Así, en el afán de no pensar más en él, lográs enamorarte de cualquier idiota en míseras milésimas de segundos. Y por un momento creés que estás frente a algo trascendental, y hasta llegás al punto de condecorar al idiota con no pocas horas de abatimiento y melancolía. Y cuando te das cuenta de que estás escuchando a Elton John por alguien a quien calificás de idita, decidís que es momento de poner las cosas en contexto.
Entonces cada vez que un chico te produce una desilusión o significa un problema, cuando descreés de todo, cuando te volvés una completa escéptica, el instinto es volver a casa, comprar la bolsa de chizitos más grande que puedas conseguir, y desbloquear a Mr Grey. Y todas las peripecias que estabas viviendo de repente adquieren otra perspectiva. Todos esos chicos que oficiaban de distracción se convierten en hormigas vistas desde tan lejos. Porque nadie es capaz de perpetrar la clase de dolor de la que él sería capaz. Afortunadamente, porque de esa manera nadie real va a poder romper tu corazón completamente, dado que siempre va a estar esperando a ser roto por alguien más.
Has elaborado una sofisticada estrategia: agarrarte a otros chicos para olvidarlo a él, pensar en él para no preocuparte por los demás chicos. Un clavo saca a otro clavo, y la pinza los saca a todos. A eso llamo yo un buen plan.
Y ya no importa si esa imagen idílica que se yergue sobre cada hombre que conocés es real o no. No importa si Jesucristo es real o no, lo que importa es que mantiene viva la fe. Y preferís aferrarte a un personaje bíblico antes que convertirte en una atea. Siempre que haya un señor gris en el mundo, la religión del amor contará con tu adhesión.
Mr Grey consiguió transformarse en tu remedio contra la desolación, contra el despecho, contra el descreimiento, contra la ansiedad y contra la vergüenza. Ahora solo te falta encontrar un remedio contra Mr Grey.
Teniendo en cuenta que todos los sujetos con los que intentás inútilmente olvidarlo son cada vez menos considerables, su figura, en comparación, no deja de representar el arquetipo de la semi perfección. La prueba de que hay bien en el mundo. El argumento más fuerte a favor del idealismo y la esperanza. La razón por la cual todavía no desististe de los hombres.
Lamentablemente semejante admiración es unilateral, por lo cual se ha hecho de suma inutilidad el seguir fomentándola. Así, en el afán de no pensar más en él, lográs enamorarte de cualquier idiota en míseras milésimas de segundos. Y por un momento creés que estás frente a algo trascendental, y hasta llegás al punto de condecorar al idiota con no pocas horas de abatimiento y melancolía. Y cuando te das cuenta de que estás escuchando a Elton John por alguien a quien calificás de idita, decidís que es momento de poner las cosas en contexto.
Entonces cada vez que un chico te produce una desilusión o significa un problema, cuando descreés de todo, cuando te volvés una completa escéptica, el instinto es volver a casa, comprar la bolsa de chizitos más grande que puedas conseguir, y desbloquear a Mr Grey. Y todas las peripecias que estabas viviendo de repente adquieren otra perspectiva. Todos esos chicos que oficiaban de distracción se convierten en hormigas vistas desde tan lejos. Porque nadie es capaz de perpetrar la clase de dolor de la que él sería capaz. Afortunadamente, porque de esa manera nadie real va a poder romper tu corazón completamente, dado que siempre va a estar esperando a ser roto por alguien más.
Has elaborado una sofisticada estrategia: agarrarte a otros chicos para olvidarlo a él, pensar en él para no preocuparte por los demás chicos. Un clavo saca a otro clavo, y la pinza los saca a todos. A eso llamo yo un buen plan.
Y ya no importa si esa imagen idílica que se yergue sobre cada hombre que conocés es real o no. No importa si Jesucristo es real o no, lo que importa es que mantiene viva la fe. Y preferís aferrarte a un personaje bíblico antes que convertirte en una atea. Siempre que haya un señor gris en el mundo, la religión del amor contará con tu adhesión.
Mr Grey consiguió transformarse en tu remedio contra la desolación, contra el despecho, contra el descreimiento, contra la ansiedad y contra la vergüenza. Ahora solo te falta encontrar un remedio contra Mr Grey.